José Manuel Saez Torres
Publicado por Juan Pablo el 15.Abr.2009 | Comentarios cerrados
Un típico día de oficina en la Universidad, todo lucía como siempre, salvo por la presencia de un chico nuevo, un recién llegado, tímido, muy muy tímido, como era su primer día yo sólo le dije «hola», pero pasaron los días y me acerqué a él, le pregunté (en tono de broma para romper el hielo) ¿y... de donde eres tu?, me respondió —de Santiago— ¿pero cómo?, ¿tu de Santiago?, pero si por regla general son los provincianos los que se van a la capital, no a la inversa.
Ciertamente el chico era atípico. Pasaron los meses y años, la conclusión fue siempre la misma, José era especial, José era totalmente distinto, no era como todos, si ni groserías decía, era demasiado correcto, demasiado. Una de sus costumbres era regalar pastillas en la oficina, yo le puse por sobrenombre José «pastilla», él sólo me respondía con una sonrisa. Su humor era a prueba de balas.
Cuando una persona muere todo el mundo comenta lo bueno que era, yo siempre he sido un crítico de esos comentarios, aunque suene insensible. Pero con José Saez esa afirmación está firmada a fuego por todos los que lo conocimos y para nada será una exageración decir: que era una excelente persona.
Chao colo-colino, chao José «pastilla», nos vemos luego, y perdona por haberte robado la foto de tu propia cuenta en flickr.
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