Publicado por Juan Pablo el 27.Dic.2005 | Comentarios (4)
Una imagen vale más que mil palabras:
Sí, resucitó de sus humedas cenizas. Ayer la encendí —sin antes cruzar todos los dedos— y encendío; pero había un único problema, el lente estaba empañado. Por experiencia propia sé que el lente de una cámara es delicadísimo, así que ni siquiera hice el intento de desarmarlo, la dejé ahí toda la noche, sin su chasis. Hoy por la tarde lo empañado había desaparecido.
Hasta el momento todo parece estar bien, sólo se perdió cierta sensibilidad de los botones y el selector de modo, resultado de haberla desarmado. ¡Uf!, parece que tengo mi camarita de vuelta.
Moraleja: Nunca se echen una cámara a los bolsillos, es mucho mejor llevarla colgada al cuello o en su defecto en un estuche grande y seguro. Es un aparatito demasiado caro para tratarlo como un reloj pulsera.
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Por experiencia propia sé que el lente de una cámara es delicadísimo
Razón demás para no dejar que caiga al agua... Je!
Bienaventuranzas, estimado Juque, por su cámara resucitada.
Saludos!